martes, 7 de agosto de 2012

Kathmandu

No he visto ciudad similar a Kathmandu. En este lugar no existe nada de la vulgaridad occidental, no existen las cadenas internacionales, ni marcas internacionales. Y no pasa por si hay o no Coca Cola o ropa para ir a la montaña.
Esta es una sociedad que hasta el dia de hoy a resistido a la globalización en términos de destrucción de una cultura propia, y ha hecho de eso su fuerte.
Es realmente un lugar fascinante, a veces difícil de comprender para la gran mayoría de quienes llegan desde otros países. En templos antiquísimos hay tiendas de especias o comidas rápidas, o los rompen para poner cables o cabinas de teléfonos, o no los cuidan y están casi en ruinas, pero aun así la gente sigue yendo a rezar o simplemente a escuchar a algún sabio que habla.
Es increíble ver como en pasillos (que son calles) camina gente, pasan autos, motos, bicicletas. Bocinas, gritos, accidentes leves, polvo, silbidos. Es muy intensa la vida en este lugar.
Es un lugar donde siempre pasa algo y donde hay que ir muy despierto porque en cada rincón puede aparecer algo distinto. Algo que nos sorprenda.
Conocí a un tipo, que fue mi guía por media hora, me dijo que ellos tocan las campanas para que los dioses escuchen sus plegarias, pero en un momento me dijo algo muy importante. Había una estatua de una rata, me contó que la rata es la personificación de el dios Ganesha, y tenía sobre ella un polvo rojo que se puso en su frente, y me dijo "esto representa el tercer ojo, cuando te lo pones, abrís tu tercer ojo, que es la puerta del alma" y yo le pregunte "solo con hacer eso el tercer ojo se abre?" y el respondió "es fe", y creo que cambio mucho de como veía al hinduismo. Creo que mi pregunta no fue buena porque sonó como denigrando ese símbolo, pero con solo dos palabras logro que cambie.
En la calle, tuve la oportunidad de charlar con una persona que no tiene casa. El me contó que fue al colegio solo un año y que desde ese momento vivió en la calle, y después de contarme algo de su vida me dijo que el era pobre, pero sonríe igual. 
Hoy para mi es muy claro que nuestra escala de valores es estúpida. Creo que hemos hecho de nuestra vida una perdida de tiempo, porque malgastamos momentos, situaciones, arruinamos amistades, trabajos, relaciones por estupideces que nada tienen que ver con la felicidad, con el amor, con el respeto.  Pasamos mas tiempo pensando en que ropa ponernos que el que pasamos pensando en que queremos lograr con ello. Gastamos tiempo en giladas, cuando no le damos ni un segundo a lo demás.
Que es lo demás? Precisamente eso. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario